La conciencia relacional es una herramienta clave para poder conocernos a nosotros mismos y, por lo tanto, saber relacionarnos con los demás de una manera sana y exitosa. Para tomar conciencia de cómo nos relacionamos, es necesario tener en cuenta varios factores como las palabras que utilizamos, las acciones, las emociones que expresamos y las que no o el sentido que le damos a las relaciones de nuestra vida cotidiana.
Lograr tener conciencia relacional es fundamental para observar desde varios puntos de vista aquellas situaciones de nuestro día a día que nos están causando bloqueos o conflictos en lo que refiere a lo social.
Es importante entender que no todos somos iguales, por lo que, es claro que cada uno tendrá su manera predominante de relacionarse con otros. Generalmente, para poder descubrir cómo se relacionan las personas, se piensa en cinco acciones básicas:
- Pedir: Explicitar a otro que haga algo que nosotros necesitamos. Dependerá de cada tipo de relación la manera en que esto se pedirá. Es fundamental que la persona que pide algo con conciencia relacional tenga presente que debe especificar los requerimientos con claridad y hacerlo de la manera más positiva posible.
- Ofrecer: Se trata de una proposición acorde a las necesidades que vemos en el otro. Una persona con conciencia relacional sabe analizar su entorno y entender que es lo que la otra persona requiere.
- Acordar: Sin conciencia relacional, las personas no pueden realizar acuerdos entre sí. Es necesario tener un acuerdo mutuo para que las relaciones funcionen y no haya conflictos. Se trata de un proceso que genera declaraciones en conjunto.
- Escuchar: No solo es oír lo que el otro dice, sino tenerlo en cuenta en nuestras decisiones y lograr que siempre se sienta comprendido.
- Reconocer: Es compartir con el otro la opinión y las emociones que se tiene por esa persona. Parte del reconocimiento es mostrarse y hacer entender al otro la función que cumple en nuestra vida.
Estas son las síntesis expresivas en las que manifestamos nuestra manera de vernos y ver a los demás.
Además, es totalmente necesario tener en cuenta que no todas las relaciones son iguales ni tienen una misma meta. Pongamos algunos ejemplos: Una relación puede ser cooperativa, defensiva, generativa, operativa, excluyente, entre otras.
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