Los estados emocionales son parte de los factores que definen nuestra forma de actuar en las interacciones sociales o relaciones interpersonales. Es fundamental comprender la relación estrecha que hay entre lo intrapersonal y lo extrapersonal. 

Aquellos estados emocionales que sean positivos, por supuesto, favorecerán nuestras relaciones y facilitarán que estas se presenten de manera más fluida y constructiva. Por otro lado, si nuestro estado emocional indica negatividad, es muy probable que atraigamos conflictos, interferencias en la comunicación y poca tolerancia a la solución de los problemas. 

En la vida cotidiana, es fundamental saber de qué manera nuestras emociones y lo que sucede en nuestro interior afecta a nuestro entorno. Tener conocimiento de estas repercusiones es una manera de aprender a controlarlas e identificar los estados emocionales que nos están contaminando. 

¿Por qué los estados emocionales y las interacciones sociales se relacionan?

Las emociones vienen de la mano de los pensamientos y las percepciones que tenemos de nosotros mismos, de los que conforman nuestro entorno y de cómo nos relacionamos. En este sentido es casi imposible pensar una interacción que no esté condicionada por los estados emocionales. Incluso, muchas veces, estos estados son provocados por esa misma interacción. 

En las interacciones sociales, debe haber, por lo menos, dos personas. Esto implica que cada uno se muestre activo y pueda ejercer cierta influencia sobre el otro, por lo tanto, el funcionamiento de la relación podría ir mutando con el tiempo. De esta manera, lo que cada uno siente sobre esa relación puede generar nuevos estados con diferentes emociones involucradas. 

Los pensamientos adecuados sobre nuestras relaciones serán los encargados de hacer que estas sigan fluyendo y se encuentren en un marco de bienestar. 

¿Cuáles son los aspectos que influyen en nuestros estados emocionales?

• Autoestima: Aunque no lo creamos, la autoestima juega un papel fundamental en nuestras interacciones sociales. Tener una baja autoestima lleva a no confiar en los demás, no confiar en nosotros mismos, sobreestimar las relaciones que no son buenas para nosotros y la necesidad constante de ser valorado por nuestro entorno. 
• Apego: El estilo de apego que cada persona puede manifestar dentro de una relación es un pilar fundamental de los patrones de conducta que utiliza cada uno para relacionarse. Los estilos de apego que resultan inseguros tienden a experimentar una necesidad extrema de afecto hacia los otros, o a reprimir y bloquear esa misma necesidad. Cuando operamos desde el apego seguro, podemos tener un modelo interno claro y seguro tanto de nosotros mismos, cómo de los demás, lo cual nos permite relacionarnos de una manera más calma y constante. 
• Habilidades sociales: Cada persona tiene habilidades diferentes para relacionarse. Saber comunicarse y darse a entender por los demás siendo empáticos al mismo tiempo es una de las maneras más sanas de conseguir una buena relación. 
• Nuestros pensamientos: Es normal que no todos interpretemos una misma relación exactamente igual. Cada persona tiene sus propios pensamientos acerca de sus interacciones sociales. Aunque muchos no lo vean de esta manera, los pensamientos que tenemos de nuestras interacciones, determinan en gran medida la forma en la que nos sentimos con esa o esas otras personas. 

¿Querés aprender a entender tus estados emocionales?

En la Escuela de Coaching de Relaciones, contamos con un espacio en donde, no solo somos parte de sesiones de coaching emocional, sino que también tenemos la posibilidad de aprender a ser coaches. Actualmente, contamos con una especialización certificada por la International Coaching Federation para estudios continuos (CCE). 

Se trata de una especialización abierta para toda latinoamérica, no te pierdas la oportunidad de ser un coach profesional de relaciones afectivas. 

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